sábado, 30 de enero de 2021

Todas nuestras palabras tienen consecuencias

 Hola, me llamo Eli Garabatos y me dirijo a ti, que ves en el espejo a tu peor pesadilla, o me dirijo a ti, que tienes un amigo o una amiga que ves que pierde peso sin parar y empieza a ser una sombra de lo que antes era, o a vosotros, padres sufridores en silencio de ver a alguno de tus hijos consumidos por el día a día. 

Os voy a hablar de cómo caí en un trastorno alimenticio y cómo logré salir de él, atentos a las señales que, por desgracia, hay muchas.


Yo era una adolescente alta para mi edad, con un cuerpo normal-ni gorda, ni delgada- a la que le encantaba el deporte, y que me especialicé en el que, a día de hoy, me sigue apasionando que es correr.


 Empecé a correr a los 7 años, correr me daba la ocasión de saber que era fuerte, que la mayor competición era contra el crono y que era algo que dependía de mí. De mis entrenamientos, de mi capacidad de sufrimiento...no como los deportes de equipo en los que tanto la derrota como la victoria se reparten a partes iguales. No, el atletismo eres tú contra ti y contra la orden de tu cerebro de parar, de ignorar el grito de auxilio de tus pulmones, de gritarle a tus piernas que dejen de quejarse que aún seguimos en pie… y esa determinación y disciplina hicieron que cuando caí en una anorexia fuera implacable a ignorar los gritos de auxilio de mi propio organismo. Primera señal, las personas con más fuerza de voluntad y perfeccionistas suelen ser víctimas de este tipo de problemas.


Competía en medio fondo, nunca he sido rápida y mucho kilómetro se me hacía bola así que amaba el 400, ya fuera en lisos o en vallas. Esa última recta que ya no sabes ni hacia dónde vas, ni si llegarás a meta…¡Amaba esa sensación! 

Con esto os quiero poner en antecedentes de que era una chica deportista, muy deportista y la alimentación era muy sana. Mi madre siempre ha sido una persona que además de cocinar muy bien nos educaba en cuidar a nuestro cuerpo: “Hija hasta los 20 eres genética luego ya es lo que te hayas cuidado y si le das al cuerpo mala materia prima acabará por darte problemas”. Así que aunque comía mis helados, chocolate, bollería industrial en algún recreo muerto y gominolas, no era una niña gorda ni con problemas de peso, además- insisto-que entrenaba todos los días del año así que mi cuerpo necesitaba gasolina. Segunda señal, las deportistas que queman lo suficiente para comer lo que quisieran suelen tener papeletas para caer en un problema como el mío.




Un verano fui, como todos los años, a hacerme un reconocimiento médico que nos hacía el club: prueba de esfuerzo, espirometría, electrocardiograma y lo típico de pesarte y medirte. Pues bien, quizá ese día pillé al médico distraído o con un sentido del humor “especial” porque me dijo:

“Elisa, todo perfecto si tuviera que decirte algo te diría que tienes que bajar 2 kilos de peso, si te viera por la calle te diría que “estás de muy buen ver” (recordad que tenía 15 años) pero para correr hay que tener otra fisonomía. Un par de kilos menos y perfecta”.


*Hago un inciso para deciros que medía 1,76 y pesaba 59 kilos...pero que si patatas…que dos kilos...


En fin, que llego a mi casa y lo comento con mi familia: “Papá, mamá, quiero ponerme a régimen que me ha dicho  el médico que tenía que bajar un par de kilos”. Mi padre, que había sido deportista profesional, me dijo: “Hija, un par de kilos no se notan y además, a ti no te sobra nada que tienes mucho desgaste. Tú eres deportista, no modelo, tienes que tener masa muscular y gasolina para echarle si no, no arrancará el coche”. 

Yo seguí insistiendo y mis padres, desistieron, total 2 kilos arriba o abajo no son peligro para nadie, ¿verdad?


El caso es que lo que empezó como algo inocente de quitarme los cereales en el yogur, dejar el pan o empezar a dejar siempre algo en el plato fue el inicio de una travesía por el infierno durante años.

Como yo ya no comía mucho de por sí, al quitarme ciertas cosas y seguir con los ritmos de entrenamiento, la pérdida de peso fue muy rápida y sencilla, y en esa semana ya había bajado esos dos kilos. Ahí entra la cabeza a hacer de las suyas: “Bueno, pues si ha sido tan fácil perder peso igual otro par de kilos no me vienen mal” e incluso lo hablé con un par de compañeros de entrenamiento, los pobres ignoraban lo que mi mente estaba tramando y cuando les dije que igual seguía otro par de semanas a dieta, inocentemente, me dijeron: “Ya sabes que para correr cuanto más ligeros, mejor”. Ahí estaba, la señal que necesitaba mi cabeza, el doble check de ir a por más restricciones alimentarias. Además, lógico y normal, sentía más ligereza corriendo. Cóctel Molotov para la poca defensa que tuviera yo misma de no dejar de comer.


Dejé de merendar, dejé de picar entre horas, dejé de beber agua para pesar menos en la báscula, dejé el cortado para cambiarlo por café solo y dejé el medio sobre de azúcar que le echaba a ese café (por supuesto no me gustaba pero engañaba al estómago)...y seguía entrenando todos los días e, incluso, empecé a doblar entrenamientos sin que lo supiera mi entrenador.


Seguía perdiendo peso y ahí vienen, otra vez, los comentarios inocentes de la gente que, en cabeza enferma, cobran vida propia:

“¡Has perdido peso, Eli. ¡Estás guapísima!”

“Qué cuerpazo, Eli, qué envidia, cómo lo has hecho”


Y frases de este estilo, inocentes del todo, pero que mi cabeza traducía como:

“Estás guapa porque estás delgada y antes estabas gorda porque la gente nota que has perdido peso, así que puedes perder un poco más y por supuesto NO DEBES RECUPERAR LO PERDIDO”.

Así que seguí con más y más restricciones. 

Empecé a mentir. Mentía a todo el mundo para poder saltarme las comidas. Así que a mis amigos les decía que cenaba en casa y a mis padres que había cenado con mis amigos.

Empecé a dejar de lado mi vida social ya que salir, significaba tener que tomar algo (con calorías) y en mi cabeza me imaginaba cómo entraba ese zumo de melocotón directo a mis caderas…


Mi vida era estudiar, entrenar y pesarme todos los días religiosamente. Si algún día el peso oscilaba unos gramos hacia arriba me saltaba una comida y doblaba entrenamiento. No descuide ni los estudios ni los entrenamientos ni por un segundo, ya sabéis la gente perfeccionista...




La gente a mi alrededor empezó a decirme que estaba demasiado delgada, pero yo les mentía  les decía que comía mucho o que no tenía mucha hambre y que, bueno, nunca había tenido mucho brazo o pecho, que estaba normal.


Habían pasado 6 meses y de los 59 kilos estaba ya en 46 kilos con mis 1,76 de altura. 

Y ahí quise ir un paso más, intenté vomitar lo que comía ya que mi cuerpo empezaba a demandar comida, cosas dulces así que comía e intentaba vomitar. 

Siempre me he considerado una chica con estrella,con alguien que vela por mis intereses desde algún lugar y en ese momento, apareció, nunca fui capaz de vomitar, nunca, intenté con café con sal, con los dedos...imposible.

Así que mi paso a la bulimia se frustró, gracias a la vida por ello, no sé si hubiera sido capaz de superar algo así.


Mi mente sólo vivía ya para la disciplina alimentaria, no me concedía ni un extra y si por cualquier cosa, en alguna comida familiar, tenía que comer algo tabú* me cambiaba el humor, empezaba a estar enfadada, de mal humor, tocándome a cada minuto las caderas, la tripa, el culo...imaginaba que esas patatas fritas que iban con el filete se me iban a poner en las caderas antes de finalizar el día.

*(Hay comidas tabús, en mi caso eran la patatas fritas, los morenitos y cualquier tipo de helado y/o bollería. Por supuesto, ni chorizo ni ningún embutido. Con este tipo de alimentos tardas más, aún recuperada, en comerlos sin sentimiento de culpa pero, creedme, lo conseguireis)


Si comía de más intentaba hacer aún más deporte, correr y correr, lo que hizo que mi rendimiento como atleta también se viera afectado porque si bien es cierto que los primeros kilos perdidos me sentaron bien a nivel de marcas, cuando el cuerpo fue perdiendo la gasolina para gastar y abusar de la carrera continua a escondidas de mi entrenador, no tenía fuerzas para hacer las series por la tarde o el día de la competición. Desperdicié varias mínimas para competir en campeonatos ya que no estaba en condiciones de rendir el día de la competición ya que, cuando viajaba y estaba fuera de casa, no comía. Nada. Palitos de pan y algo de agua. Así era imposible rendir. Ni disfrutaba del viaje ya que mi cabeza estaba demasiado ocupada en engañar al estómago todo el rato. 



Mi padre que no paraba de darme la lata con que estaba muy delgada y que algo se veía venir el pobre, me prohibió cenar o comer fuera de casa, creía-y estaba en lo cierto-que le mentía y que no comía cuando no estaba en casa. Eso fue un palo durísimo para mi, ya que iba a tener que ingerir una serie de calorías con las que hacía semanas que no contaba, y para mi cabeza aquello era síntoma de engordar. Alarma. Volvía el mal humor, la necesidad de evitar comer, de inventar historias…


Una tarde en una serie de 500 mi cuerpo dijo basta. Me caí, no me respondían las piernas, me dolía muchísimo la cabeza, así que me llevaron a casa. No recuerdo nada de esos dos días, tuve fiebre muy alta y estuve dos días en la cama. Lo que os puedo contar de esos días es lo que me contó mi familia porque yo tengo una laguna de esos días, no recuerdo ni haber llegado de entrenar ni de la serie de 500...de nada. Sí recuerdo el último peso, 43 kilos.


Cuando desperté, me encontré a mi padre, a mi lado en la cama y con lágrimas en los ojos me dijo: “Hija, tienes que comer que te estás poniendo muy enferma. Hija qué no sé cómo ayudarte, por favor prométeme que vas a comer”, y esto, amigos lectores, sí que lo tengo grabado a fuego en mi cabeza, lo que le contesté: “Papá te prometo que voy a comer”-mientras en mi cabeza me decía a mi misma- “No pienso comer, seguro que de dos días en la cama he cogido 4 kilos, tengo que pesarme cuanto antes”. Abrazada a mi padre prometiéndole que iba a comer, mi cabeza sólo quería quedarse sola en casa y buscar la báscula. ¡Caes tan bajo que te llevas por delante a cualquiera que se preocupe por ti!


Eso ocurrió,me quedé sola,  me levanté muy débil de la cama buscando la báscula y, ¡Oh, sorpresa! Me la habían escondido. Empecé a gritar, a golpear cosas, rompí una puerta buscándola...la encontré, y me pesé… 42 kilos era el número que marcaba. 


Después de esto mi familia y amigos estaban totalmente pendientes de mí y tenía que comer más que lo que solía hacer esos meses atrás, así que un día hablando con mi hermana y con una compañera de entrenamiento me vine abajo, empecé a llorar y desesperada les dije: “Necesito ayuda, me veo gorda todos los días y me siento culpable cada vez que como algo, no sé cómo salir, os engaño sonriendo como que no duele comer pero me fustigo todo el rato”

Se convirtieron en mis sombras, me vigilaban constantemente y empezaron a comer de más cuando estaban conmigo para que yo no me sintiera mal, es decir, si yo me comía un helado pequeño, ellas se compraban el grande. Si yo pedía pan con la comida, ellas se comían siempre más trozo que yo...Esas tonterías calmaban a mi cerebro. Esas y que, mágicamente, yo comía como una persona normal y la báscula no se descontrolaba, eso fue una gran ayuda para mi mente. 

(Nota importante aquí para ti que me estás leyendo y te reconoces, trata a comer normal, haz deporte normal y no te preocupes por la báscula, estarás bien. ¡Sal de ahí, llámame!)


Con mucho esfuerzo de mi familia y amigos y, por supuesto,  de mi misma intentaba comer como el resto. Lo pasaba muy mal mientras comía, me sabía todas las calorías de los alimentos y no hacía más que sumar en mi cabeza...no era vida, no podía descansar el cerebro.


Me llevaron a un psicólogo y en la primera visita me dijo que era una paciente difícil porque, al contrario de muchas personas con trastorno alimenticio, yo era consciente de que lo tenía, que tenía unas armas increíbles pero que las usaba contra mis propios barcos.

 (Otra señal más, las personas con baja autoestima caen más fácil en este trastorno)

Fui un par de veces pero no me convenció así que decidí curarme a mi manera. Error y grande, ya que arrastré esa relación de amor/odio con la comida muchos años, no dejaba de comer pero me sentía muy angustiada comiendo, como que era débil por no evitar comer. Una parte de mi quería curarse porque sabía que aquello estaba mal pero otra parte de mi cerebro me machacaba como que era falta de voluntad, que estaba perdiendo mi amor propio, mi fuerza… Mi mente era mi mejor amiga y mi peor enemiga, así que si me estás leyendo y quieres dejar la ayuda psicológica NO lo hagas, habla con ellos y busca una manera de que funcione pero sola es algo muy largo de superar y tendrás muchas recaídas.



Podría seguir contando y contando pero este post sería la historia interminable así que voy a dejar un resumen:



  • Salí de la anorexia muy poco a poco, tuve que ir procesando que la comida no era mi enemigo y que si un día comía algo no iba a la cadera directamente. 

  • El no beber el agua necesaria durante unos años, hizo que tuviera que quitarme la vesícula de urgencia con 22 años. Me dijeron los médicos que la tenía como una señora de 80 años, llena de piedras por no beber lo suficiente.

  • Que lo importante es estar sano cada uno con su constitución. Comer con cabeza, hacer deporte y vida no sedentaria, con estas tres premisas no hay alimento tabú,ni descontrol en la báscula, créeme que no te miento.

  • Que es una enfermedad muy larga y complicada de la que no se sale tan fácilmente y que, de vez en cuando, has de concentrarte muy fuerte para parar al cerebro y seguir con tu vida.

  • Los comentarios que las personas hacen no los podemos evitar, lo que sí podemos evitar es que nos hieran, si tienes dudas sobre algo que te han dicho que te ronda la cabeza, pregúntale a tu familia. Ellos SIEMPRE están.

  • Si eres deportista no puedes tener un cuerpo de modelo. Focaliza en tus objetivos y no te dejes arrastrar por las opiniones o el cuerpo de los demás.

  • En mi época no había redes sociales y doy gracias a ello. La mayoría de los cuerpos que salen NO son reales, son fotos estudiadas o, lamentablemente, tienen algún trastorno alimenticio detrás que disfrazan ante la cámara. 

  • Las tallas oscilan según las marcas,no te dejes vencer por esa tiranía y céntrate en lo que te sienta bien sea la 38, la 42 o la 34. Os diré algo, aún estando en 43 kilos nunca fui capaz de meterme en una 36, mi hueso de las caderas no me lo permite y eso NO ME HACE GORDA, al contrario, hay ropa que me queda mejor a mi que a otra persona sin forma. QUIÉRETE.

  • Tened cuidado con lo que comentáis y a quién lo comentáis, no todos tenemos la misma madurez mental ni los mismos problemas. 

  • Entrenadores del mundo, cuidad también la forma de hablar a vuestros pupilos, lo que a uno le motiva a otro, quizá, lo hunda. Observad las señales, suelen ser muy claras y no hay que mirar hacia otro lado.

  • Si necesitas hablar conmigo escríbeme sin ningún problema.



domingo, 2 de octubre de 2016

Al mar



Se dirige al mar como al amor: con paso firme, decidida, en línea recta, sin desviarse ni amilanarse ante el viento cada vez más frío.

Se dirige al mar como al amor: sin mirar hacia atrás, sintiéndose cada vez más joven, más ella misma. Nada como el mar para ser ella misma.

La brisa marina, como el preludio de cualquier amor, hacía desaparecer los años y las heridas.

A estas alturas el batir de las olas tamiza los joviales chillidos de los niños. “Esto es el norte: aprendimos a jugar entre risas con las olas oscuras y frías”.

No se detiene porque las gélidas aguas laman sus pies: es a eso a lo que ha venido. Nada como el agua fría para saber que sigue viva. Avanza con determinación, subiendo las piernas antes de volver a hundirlas, casi marcialmente, a través de las olas, hasta topar con la arena, como si allí se aplastaran los malos pensamientos.

La mirada sigue fija en el horizonte, como la promesa de un paraíso marino. Cada vez es más difícil mantener el ritmo porque el agua bate ya contra sus muslos. Bracea con fuerza, como si luchara contra invisibles hilos. Nada la apartará de su objetivo.

Se permite mirar a sus piernas, ligeramente enrojecidas: el mar, como el amor, tiene la capacidad de crear calor donde solo había frío.

Cuando el agua cubre su vientre, debe respirar profundo, encogiendo la tripa. Pero ya sabe que esa sensación de cristal es el nimio precio a pagar por el cielo prometido. La espumosa cresta blanca de una ola la hace ponerse de puntillas mientras una sonrisa de niña aflora en su cara. “Aquí estoy, aquí estoy yo”. Nada como el mar para volver a reencontrarse consigo misma.

Aumenta frenético el ritmo de las olas, que dejan a su paso una estela blanca, burbujeante, masticable en el ambiente. Se acerca una ola que no podrá saltar. En el mar, como en el amor, hay que saber cuándo rendirse, dejar de ser uno mismo para sumergirse en el otro.

Este es el momento de la transfiguración. Una última bocanada antes de estrellarse contra la turbia superficie espumosa.

Silencio. Se detiene el tiempo. Aun con los ojos cerrados, no hay sensación de desorientación. En el mar, como en el amor, huelga mantener los ojos abiertos para sentir. El mar la envuelve en su gélida suavidad y, a cada burbuja de oxígeno emitida, se desprende un pesar. “Aquí estoy yo. De aquí soy”.

Subir a la superficie y respirar con la sonrisa triunfante en la cara. A pesar de los años transcurridos, allí sigue encontrándose a sí misma. La primera zambullida en el mar, como en el amor, es una resurrección. Otra vida más, para las muertes que se vengan, en el eterno retorno.

A lo lejos, la gente nada.

Algo en el fondo del mar tira de ella para que vuelva a sumergirse. Se acuerda de cuando era niña y quería ser una sirena, dando vueltas bajo el agua, sobre sí misma. Sólo bajo el agua se desinhibe y se permite ser o no ser, sin rendir cuentas a nadie -ni siquiera a sí misma-.

jueves, 9 de julio de 2015

Pérez Garabatos a tus zapatos

  • “Hala! Qué guapos! Dónde los has comprado?”

  • “No, es que mis padres tienen zapaterías.”
  • “Ah, claro! De ahí que traigas zapatos tan bonitos siempre...”

Cuando tenía 12 años, mi padre dejó de deslomarse cada día repartiendo cajas de azúcar y café para pasarse junto con mi madre al mundo de los zapatos. Sin tener todavía muy claro qué era un zapato chanel o si cuando se hablaba de pulsera Gilda la cosa seguía tratando de zapatos, se embarcaron en aquella aventura con la misma valentía que nos han inculcado a sus tres hijos -”A lo único a lo que no se le puede tener miedo es a la vida”- y una ciega creencia en que el trabajo duro siempre acaba por dar sus frutos.

Los comienzos fueron titubeantes, como todo en la vida. Tuvieron que tomar decisiones arriesgadas como, por ejemplo, qué linea de zapatos comprar y cuál no. En zapatos, queridos lectores, no se trata simplemente de comprar los que a uno le gusten, sino aquellos que podrán llegar a venderse a la clientela. La complejidad no se acaba aquí, por supuesto.

A pesar de que El Corte Inglés lo repita una y otra vez ad nauseam, ni el cliente siempre tiene la razón, ni mucho menos sabe lo que quiere. Muchas son las veces en que el cliente entra a la tienda más perdido que un pulpo en un garaje, con una idea, por decirlo suave, tremendamente vaga de lo que busca. El truco del vendedor con todas las letras, cual si de un prestidigitador se tratara, es convencer al cliente de que este es el zapato que necesita, coincidiendo o no con sus expectativas previas. Y esto, señores y señoras, dista mucho de engañar: se trata de guiar, de aconsejar, de proponerle al cliente opciones que antes no había contemplado pero que son la horma de su zapato. En resumen, auténticos profesionales del calzado que no se limitan a cobrarte el producto en caja y recordar cuál es el período de devoluciones. Conocen a la perfección aquello que están vendiendo porque comprarlo requirió asumir ciertos riesgos que impactarían directamente en su vida.

Eligieron una linea moderna, a pesar de las fuertes críticas iniciales -”esto en Asturias no funciona”; “nos vamos a comer todos los pares de este modelo”-, lo cual suponía echarse todo un órdago: no dejaban de ser recién llegados al sector. Al principio, no todos los fabricantes querían venderles su producto. El reto era doble: creer en su propia visión de la moda y convencer a las grandes casas fabricantes de calzado de que su camino conllevaría al éxito, por tanto, dignos de exponer su producto en los escaparates.

Os hago spoiler: la cosa salió muy bien. “Calzados Pérez” se convirtió en todo un referente. Mis padres fueron durante 20 años el tándem perfecto: mi madre elegía los zapatos con una innata intuición sobre qué modelo triunfaría y cuál no, en qué color pegaría más fuerte o si era necesario cambiar el tipo de tacón; mi padre, por su parte, estaba detrás de la elección del zapato de caballero, haciendo que todos los modelos escogidos por motivos estéticos encajaran en los presupuestos económicos que toda empresa debe tener.

Mis padres, tras 20 años rodeados de cartón y cuero, de sandalias y botines; tras tantos cambios de escaparate, tantas ferias del calzado en Madrid y en Milán; tras tantos extenuantes períodos de rebajas y tantos rollos de papel de regalo por Navidades; después de 20 años recorriendo cuatro veces al día, seis veces por semana, los 28 kilómetros que separan Gijón de Oviedo, hace apenas dos semanas cerraron definitivamente las puertas de Calzados Pérez.

Lo escribo y se me hace un nudo en el estómago. 20 años que han pasado como un suspiro. Todavía parece que fue ayer cuando abría con curiosidad las cajas de zapatos que estaban al alcance de mi estatura por aquel entonces, probándome zapatos para, a continuación, ir a enseñárselos, como quien no quiere la cosa, a mi madre. Buscaba que me dijera que me los podía quedar, pero muchas veces me venía con aquello de “tienen mucho tacón para ti, Luci. Tienes que esperar un poquitín más.” Yo me enfurruñaba y deseaba vivamente crecer ya, para ponerme sobre aquellos tacones. El tiempo de crecer y de los tacones llegó, irónicamente, cuando empecé a decantarme por el zapato plano. Todavía puedo escuchar a mi madre intentando convencerme, con esa manera tan cariñosamente insistente suya, de que cogiera algún zapato de tacón, que ya estaba bien de ir tanto en plano, con lo bueno que es llevar un poco de tacón.


Samoa, Drak Saks, Ángel Infantes, Ferrerías, Pons Quintana, Hispanitas, Luxax, Magritt, Platino, Cafè Noir, Alberto Guardiani, Martinelli, “los de la patá”, ART-III, New Rock, Paco Gil, Bol-Perdix, Lanvin, Bay, Lottusse, George's, PIELSA, Nero Giardini, Uad Medani, Janet-Janet, Barrats, Rebeca Sanver ... 


Imposible condensar 20 años de zapatos en unas lineas. Porque en mi casa un zapato no es sólo algo que llevar puesto en los pies. Hablar de zapatos en mi casa es hablar de 20 años de nuestra vida.

domingo, 29 de junio de 2014

Zeus y Hera

¡Empezamos "Escenas de matrimonio" versión mitológica! ¿Listos? :) #tengounmito 


Hera y Zeus, además de marido y mujer, eran hermanos, hijos de Rea y Cronos (a George Martin le gusta esto). Hera era la mayor de las tres hermanas y Zeus, el pequeño. Ya sabemos que Cronos se los tragó a todos (menos a Zeus) para gobernar más a gusto. En cuanto Zeus consiguió que Cronos vomitase a sus hermanos, se llevó a Hera a un lugar seguro, donde nada le pudiera pasar #amordehermano #JA Pero Zeus, a pesar de sentir amor por su hermana, no perdió el tiempo. De hecho, Hera sería su tercer matrimonio #losmodernos

Primero Zeus se casó con Metis, la personificación de la inteligencia. Todo iba genial hasta que apareció un oráculo aguafiestas: la hija de Metis tendría, a su vez, un hijo que podría quitarle el trono a Zeus. Eso eran palabras antilíbido total para Zeus... Pero, ¡ojo!, separase de Zeus podía ser complicado: para evitar que nadie más embarazase a Metis, le tendió una trampa... ¡A Metis! !La inteligencia!
"Oye, Metis, que me han dicho que te puedes metamorfosear en lo que quieras. No sé yo si creérmelo..." "Que sí, maridín, que puedo ser lo que tu quieras" "A ver: conviértete en serpiente" Y Metis le hacía -literalmente- la cobra. "¡En vaca!" Y a mugir se ha dicho. "¡En gota de agua!" Y se la tragó. Tragarte a tu mujer y otras maneras de divorcio exprés.

Segunda esposa de Zeus: Temis, la personificación de la justicia. Ojito con ella porque es madre de las Horas, las Moiras o Parcas. Se rumorea que la idea de crear una guerra en Troya fue suya."Zeus, está Grecia demasiado poblada. Habría que hacer limpieza o algo..." No queda claro cómo deja a Temis.¿Se marcharía indignada porque Zeus la llamara Metis? Nada difícil teniendo en cuenta que son las mismas letras...

A pesar de las 2 esposas, quien le molaba a Zeus era su hermana, Hera, la diosa del matrimonio. Un poco reprimida la pobre... Era súper chungo acostarse con Hera, que nada quería saber de amoríos. ¡O nos casamos de buenas a primeras o nada! A buena parte con Zeus... Lejos de cortarle el rollo, a Zeus, como parece ser que ocurre con algunos hombres, le molaba mogollón que se lo pusieran difícil. Hera sentía pasión por los pájaros. Y aquí lo vio Zeus clarísimo: "Claro: ¡voy a hacer la del cuco!" Zeus se metamorfosea en cuco y se posa cándidamente en la ventana de Hera. Esta lo ve y muere de amor por el pajarillo. "¡Pobrin! ¿Tienes frío?” ¡Y va Hera y lo calienta entre sus tetas! O_o Cuidadin con las modositas y buenecitas, tuiteros míos... Y claro, de repente aparece Zeus y te dice "Cu-cú!" El cabreo de Hera es máximo. "Pues después de sobarme toda entera, tienes que casarte conmigo" "Vale, pero si hacemos la del cucú cada noche".

¡El bodorrio que se montó, tuiteros! Todo dios estaba invitado ( #chistaco) al sitio más cool de la época: el Jardín de las Hespérides. Gea, la madre tierra y abuela de los novios/hermanos, regaló a Hera unas manzanas doradas, que se plantaron allí y custodiaba un dragón. El "feliz" matrimonio tuvo 4 hijos: Ares, Hefesto (este último no esta claro si es sólo de Hera), Ilitía y Hebe (la de los partos y juventud respectivamente). Y luego ya empezaron las infidelidades de Zeus a saco, con la consiguiente venganza de Hera. ¡Ojo! Que Hera no se iba de rositas... "Hera, ¿has sido tú la que le ha enviado una ciclogénesis explosiva a mi Hércules?" "Ciclo qué?" "¿Sí o no?" "Bueno, un poquito pero..." "Verás..." Zeus la castigó a quedar colgada del Olimpo, cual jamón de pata negra. Y para hacerlo un poco más diver, le puso un yunque en cada pie #ojoahi Intentó descolgarla Hefesto, pero en cuanto lo vio Zeus, le pegó un patadón olímpico que lo hizo tan feo como es, pobrecito mío...

He dejado para el final la mejor discusión ever entre Zeus y Hera. Tema: ¿quién obtiene más placer sexual, hombres o mujeres? Zeus, muy progre él, decía que las mujeres eran las que más gozaban. Hera, muy madre superiora, que los hombres. Ante el empate, llaman al experto Tiresias, el mítico adivino, pues había sido una época mujer y luego hombre. Parece ser que iba caminando por el bosque cuando vio dos serpientes. Una serpiente era macho y otra hembra. Como mató de un pisotón a la hembra, se convirtió en mujer. Así unos años, hasta que vio otras 2 serpiente. Esta vez pisó a la macho y voilà! Hombre otra vez! #tiresias (¿No os recuerda esto un poco a Mario Bros y la seta q le hacía crecer?)


Zeus y Hera convocan a Tiresias que dice que si el placer sexual son 10 medidas, 1 se la lleva el hombre, 9 la mujer :)) Weeeeeee!!! #epicwin Hera no soporta que su cantidad de placer quede a la vista y se enfada. "Pero ¿a quién querías engañar, mujer? ¡Desde lo del cucú no cuela!" Zeus, descojonao perdido haciéndole "cucú" a Hera. Enfadadísima, deja ciego a Tiresias. "Tú ves mucho,¿ no? ¡Pues a ver ahora!" 




Foto final en que Zeus le dice a Hera que si hacen el pajarito un ratito #unpoquito #lapuntita Esa manooooo!!! XD 



FIIIIIIIIIIIIIIN!!!! #tengounmito #cucúparatodos GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!! 

martes, 17 de junio de 2014

El rapto de Perséfone

Vamos a hablar de esa mujer de ahí, que parece estar diciendo aquello de "¡Camarero, una de mero!" pero no.

Deméter, la segunda hija de Cronos y Rea, diosa de la tierra cultivada, tenía la misma edad que Hera, la de los pajaritos de la semana pasada. Entre que tenían la misma edad y que eran hermanas, pues Zeus se confundió y la dejó también embarazada. Todo muy Zeus' style. Nueve meses más tarde llegó Perséfone #pibón 

Deméter y Perséfone iban bastante a su bola. Se mezclaban lo justito con los del Olimpo. Preferían estar por los campos de trigo de Sicilia "Mami, me voy a recoger narcisos por ahí!" "Vale, Perséfone, pero no tardes que pronto va a refrescar y tenemos banquete en el Olimpo". De repente, se escucha un grito. Deméter va corriendo pero no hay rastro de su niña."¡Perséfone! ¿Dónde estás?" Nadie contestaba. ¡Menudo disgusto se coge Deméter! Se pasó 9 días y 9 noches sin comer ni beber. Y por si esto fuera poco, tampoco se vestía ni se lavaba o_O (guarretes del mundo, ya tenéis coartada mitológica para vuestro descuido: "Yo es que soy fiel de Deméter").

Atentos a lo que lleva en la mano!
Al décimo día se encuentra con Hécate, diosa de las encrucijadas, también conocida como "la que siempre está en el medio de todo" #chistaco Hécate y sus comentarios: "Escuché un grito pero no vi quién se la llevó. Estaba envuelto en nubes negras" #graciashécate Al final, tienen que recurrir al ojo de halcón aka el dios Sol. "Se la ha llevado Hades, tu hermano." #chanchán #AY "¡Será hijo de Plutón!" Deméter, enfurecida, decide pasar olímpicamente de todo ( #guiñoguiño ) y retirarse a la tierra, disfrazada de vieja - aprovecho para deciros que corría el rumor de que Zeus había ayudado a Hades a raptar a Perséfone. ¡¡A tu propia hija!!¡ A tu hermana! #gensanta-. Con Deméter en huelga la cosa se pone complicada porque no crecía trigo, la gente se ponía nerviosa, se manifestaba y Zeus temblando -os suena, ¿no? 

¿A qué se dedicó Deméter en su papel de viejecita entrañable? Se fue a Eleusis y se sentó en una piedra rollo "Los lunes al sol" No, pero ahora en serio, que la mujer lo pasaba tan mal que la piedra se llamó "la piedra sin alegría" - ah, ¿pero que las había con alegría? #duda-. Como la piedra debía ser más incómoda que el trono de Poniente, se fue al palacio del rey, a ofrecerse como nodriza. ¡Diosas a las que no se le caen los anillos por trabajar como nodrizas! #espeluznantecarmen #fan

Antes de llegar al palacio, se encuentra con 3 ancianas y una de ellas, llamada Yambe o Baubo, era la mar de cachonda. Como vieron a Deméter viejecita pero muy tristona, le ofrecieron sopa, pero seguía sin comer. Yambe, preocupada, decidió hacerla reír. Empezó con lo de "saben aquell que diu...?" pero no había manera. Deméter seguía tristísima. Entendió que había que pasar a bromas mayores... Ni corta ni perezosa, sin preámbulo ninguno, Yambe se levantó la falda y le enseñó todo, todo TODO. Y Deméter se descojonaba ¡Venga, que sé que estáis deseando que ponga foto de Yambe...! 

Después, Deméter hizo de nodriza de Triptólemo o Demofonte, hijo del rey. No queda claro el nombre; sólo que era un nombre horroroso. Como cogió cariño al niño, intentó hacerlo inmortal pero justo cuando faltaba el último abracadabra apareció la madre biológica y se lió. "Tranquis, que soy la diosa Deméter. 'Ta to' pagao".Y así se calmó la cosa, pero el niño se quedó con el nombre feo, sin inmortalidad pero con deberes ( #loser ): recorrer el mundo enseñando cómo cultivar trigo y demás cereales #pringui


A estas alturas de la película y con la humanidad muriendo de hambre porque nada crecía en la tierra, Zeus se ve obligado a negociar con Deméter: "Deméter, tienes que volver a hacer crecer #cosas de la tierra" "Quiero que vuelva Perséfone" #bringbackperséfone “Deméter, no sé dónde está tu hija" "Nuestra hija, querrás decir..." #zasca "Sabes que la tiene Hades y yo ahí abajo no mando nada..." "Pues el trigo no vuelve a crecer" #tensión "¿Qué te parece si hablo con Hades, a ver qué le parece devolvértela?" "Hmm..." Final del 1r round! Se oyeron tímidos gritos de "sí se puede".

Zeus manda a Hermes a hablar con Hades: "Oye, que dice tu hermano que la habéis liado pardísima. Que tienes que devolver a Perséfone." "¿Y qué? ¿Otra vez ser un soltero exigente?¡No quiero!" "Que dice Zeus que no le toques los rayos" "Dile a Zeus que la he hecho mi esposa" O_O En los Infiernos, si comías cualquier fruto, tenías que quedarte por siempre jamás ahí. ¿Ahora entendemos la foto de antes?

 A todo esto, no quisiera estar en la piel de Hermes, con semejantes noticias para Zeus... #glups “Hermes, ¿dónde está la chiquilla? Dile que no sea tímida, que no se quede a las puertas" "Ah, sí...! La chica... Perséfone, ¿no? Pues verás..." Hermes casi sale volando del bufido que le metió Zeus, tuiteros míos #tengouncarácter 

Entonces, entra en juego la diplomacia de Zeus, padre de dioses y de hombres, ex marido de Temis, la Justicia: Perséfone, a la que no puede conceder la nulidad, tendrá que pasar la mitad del año con Hades, su marido;la otra mitad, con Deméter. De ahí que de la tierra sólo broten frutos en una época muy determinada del año, cuando madre e hija están juntas. La otra mitad no crece nada porque Hades deja de ser un soltero exigente #invierno





FIIIIIIIIIIIN!!!! Gracias, gracias, gracias!! 

lunes, 12 de mayo de 2014

Hércules: desde su infancia hasta la machada de los Tespíadas

La estrella invitada de hoy es Héracles (según mito gr), Hércules (según mito romana). Solo os contaré nacimiento y alguna cosilla más porque de este hombre se han escrito choporrocientos mil episodios míticos. Los 12 trabajos famosos para la semana que viene, ¿sí? 



Se dice incluso que antes de llamarse Héracles se llamaba Alcides o incluso Alceo. ¡Qué difícil me lo ponen! ¡Ya con variantes desde el nombre! ¡Eso es fomentar problemas de personalidad! El caso es que se cambia el nombre por penitencia... Pero vamos por partes, que si no, nos perdemos.

Empecemos por sus padres: Alcmena y Anfitrión. Resulta que Anfi se tuvo que ir a la guerra -como Mambrú-. ¿Y quién aprovechó el momento en que Alcmena se quedaba sola y sin marido?? Zeus, of course! Atención a la #genialidadtáctica de Zeus: decide aparecer ante Alcmena bajo la forma de Anfitrión. Y claro, a disfraces nadie gana a Zeus. El tema es que Alcmena no es tonta y le escama un poco el tema de que su marido ya esté de vuelta. Le hace preguntas-trampa. Muy bien, Alcmena, buena idea, pero te estás jugando los cuartos con Zeus, ¿sabes? Padre de dioses y de hombres, señor del Cosmos, etc. ¡Alcmena, hija mía, que Zeus se las sabe todas! ¡Que en esto de ser infiel lleva un carrerón que ni Julio Iglesias! Evidentemente, Zeus se sabe todas las respuestas del mundo mundial y le cuenta las hazañas que su marido contará cuando vuelva... "Anda, Alcmena, tontita...¿No ves que soy tu maridito? Deja ya las preguntitas, mujer, y vámonos a la alcoba que voy a darte la noche de tu vida" Y así fue, tuiteros míos. Y como Zeus es el rey del Univeso, hizo que la noche se alargara lo que él necesitara... ¡Pa chulo, chulo, su pirulo!

Alcmena se levanta al día siguiente como Rambo, no sintiendo las piernas. Y por si esto ya fuera poco, aparece Anfitrión, el de verdad o_O "Cariñooooo, ya estoy en casaaa" "¿Pero a ti q te pasa? ¿Estás tonto? ¡Si me acabas de hacer pasar la noche de mi vida!" “Pero si acabo de llegar!” Gotilla de sudor corriendo por la frente de Alcmena; Anfitrión, a punto de perder los nervios porque Alcmena no hace más que repetir "eras tú, cariño". Y encima te llamas Anfitrión, ¿sabes? Ahí, dándolo todo por tus huéspedes, hasta la mujer. El tema estaba a puntito de llegar a mayores cuando Zeus baja y dice aquello de "Tranquilo, yo me he acostado con tu mujer. Siéntete honrado". A ver quién se atreve a toserle al padre de dioses y de hombres. Anfitrión no se queda de brazos cruzados. Se acuesta con Alcmena 24 horas después, de manera que Alcmena dará a luz gemelos, que solo se llevan una noche en realidad: Hércules e Ificles.

Lo de Hércules ya fue raro desde su concepción. El parto tampoco fue muy normal, tuiteros míos. Porque Hera, esposa de Zeus, no lo podía ver delante. Ya sabéis que Hera estaba mu' quemada con los cuernos que Zeus le ponía y cuando supo que también había dejado embarazada a Alcmena, se giró del todo. Cuando Alcmena estaba a punto de dar a luz, le pidió a Ilitia, diosa de los partos, y a las Moiras que impidieran ese parto. ¿Cómo evitaban el parto? Cruzándose de brazos y piernas ante el umbral de la casa de Alcmena. Vaya control de natalidad, ¿eh? Y así estuvieron de brazos cruzados nueve días con sus nueve noches. Alcmena muriéndose de los dolores y acordándose de Zeus... Pero Alcmena tenía una amiga llamada Galintias, que no quería ver cómo Alcmena se volvía loca de los dolores. Fue a ver a Ilitía y compañía diciéndoles: "Oye, que ya podéis iros que, por orden de Zeus, Alcmena acaba de dar a luz." Ilitía y las Moiras, ofendidas, descruzaron brazos y pies y de esa manera nace Hércules. Ilitía y las Moiras se enteraron y decidieron castigar a Galintias convirtiéndola en una comadreja: por las mentiras que les había dicho, la condenaron a parir por la boca o_O Menos mal que vino Hécate y la hizo su criada y animal sagrado...

Ahí tenemos a los dos gemelos, Hércules e Ificles. Hércules,super bonico, grandote; Ificles... Pues eso, Ificles. Sin más ni más. Y ahora es cuando hay que hablar de esto.
Zeus quería que su hijito pudiera llegar a ser inmortal un día. Para ser inmortal se necesita mamar del pecho de Hera. Así que ya sabéis: le mandáis un Telegram a Hera, pedís cita y ya está. Un poco retorcido, ¿no? ¡Que tengas que amamantar a la prueba viviente de que tu marido te pone los cuernos con humanas de 2a división! Zeus, experto en no mancharse las manos, manda a Hermes, su mensajero, para que ponga al bebé Hércules junto al pecho de Hera dormida. No sé vosotros pero yo a esta táctica le veo lagunas... Hércules estaba mamando tan ricamente -algunos dicen que con demasiado entusiasmo- cuando Hera se despierta y le aparta bruscamente. Al apartarlo, se le escapa un chorrito de leche y eso creó la Vía Láctea. Y desde ahí mismito estamos haciendo este #tengounmito :) Otros dicen que Alcmena, por miedo a los celos de Hera, abandona a Hércules en un páramo. Casualmente, pasan Atenea y Hera por ahí. Atenea queda enamorá de ese bebé tan sanote y le dice a Hera: "Anda, guapina, dale de comer...". Hera accede pero Hércules la muerde. Total, que siempre acaba siendo la leche #guiñoguiño

Otro episodio de la niñez de Hércules corre también a cuenta de Hera y su rencor. Decide matarlo enviándole un par de serpientes a la cunita donde Hércules e Ificles dormían juntos. Las serpientes se enroscan en sus cuerpecitos. Ificles llora.¿Y qué hace Hércules? ¡Las convierte en sonajero! Luego ya cuando se cansó, las cogió por el cuello (?) y las ahogó hasta matarlas. Las tiró al suelo y a dormir como un bendito de Bilbao ;) Hércules e Ificles no iban al cole, claro... Eran príncipes, con lo cual tenían un profe particular. Las comparaciones eran inevitables: en temas deportivos, Hércules era un crack y su hermano pues como que no. Anfitrión los veía y se decía: "Pues nada: padre semiputativo". Eso sí: Hércules era un poco cabroncete porque no hacía ni caso al profe. De hecho, en una de esas "Hércules, que te sientes bien!", se le gira, coge un taburete, lo estrella en la cabeza del profe y lo mata. ¡Hércules,que la has liao parda! ¡Amonestación y para Dirección YA! ¡Ahí quería haber visto yo al de "Hermano Mayor"! Tuvo que presentarse ante un tribunal pero el tío sale limpio porque argumentó legítima defensa. ¡¿Legítima defensa??!! ¡Pero que es un profe! (ains, tuiteros míos, que me lo llevo a lo personal...).

Anfitrión, el semiputativo padre, queda preocupado por Hércules y decide mandarlo al campo, donde lo educa un boyero. Ahí pega más, ¿eh? El chaval crece como para jugar en la NBA y se va a hacer alguna heroicidad por ahí. Muy normal todo. Se va a cazar al león de Citerón, que tenía aterrorizadas a las gentes del lugar y del rey Tespio -vecino de Tebas-. Este Tespio tenía 50 hijas. Hércules se dedicaba a perseguir al león durante el día y por la noche caía tan rendido en la cama que no se acordaba de nada. Tespio, que quería tener descendencia y emparentar con un héroe, le metió durante 50 noches una hija suya diferente cada noche. Dice el mito que Hércules estaba tan cansado que creía, en la oscuridad, estar acostándose con la misma... Ya. Con esas me vienes ahora... Y eso que estaba cansado, que si no lo llega a estar. Evidentemente, tras los 50 días, acaba cazando al león dichoso pero ¿a quién le importa? La heroicidad es tirarse a 50 tías en 50 días, ¿no? Y las dejó, como no podía ser de otra manera, a todas embarazadas! De ahí surgen los Tespíadas. ¿Veis cómo cada vez se parece más a Julio?? Clínica de fertilidad Hércules.

Después de esta machada, se encontró a los emisarios del rey Ergino, a quien los tebanos debían pagarle un impuesto excesivo. Como Hércules era tebano, decidió acabar con el tema cortándoles la nariz y las orejas. Las enhebró en un cordel y se las colgó al cuello o_O Ahora vas y lo cascas si tienes narices... Ah, no...Wait!" #conunpardenarices El rey Erginio luchó contra Hércules evidentemente y aunque Hércules ganó, se dice que aquí murió Anfitrión, el papi de Hércules :( Como recompensa, un rey vecino, que estaba hartito de Erginio, le dio a su hija Mégara en matrimonio. Tendrían hijos y el tema acabaría mu' mal pero eso lo explicaremos en el #tengounmito de la semana que viene, tuiteros míos :)


Fiiiiiiin!!


GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! :))